Éste vídeo busca reconocer y validar el modelo de educación del Liceo Experimental Artístico como un sistema orgánico de educación integral y mostrar al taller de arte como un órgano que se corrige y mejora a sí mismo.
Importante: Si eres un ex-alumno del LEA, llena el formulario y participa de esta nueva organización.
link del formulario: https://forms.gle/nftQbH3dGtQphWLU7
Liceo Experimental Artístico:
EDUCACIÓN INTEGRAL
En nuestras comunidades educativas a diario ocurren hechos desconocidos por la opinión pública, conservado en el anonimato la maravillosa tarea cotidiana del aprender. Tratar de destacar esa labor muchas veces quijotesca es la razón que ha motivado el nacimiento de este espacio.
Esta vez nos referimos al “Liceo Experimental Artístico” de la Región Metropolitana, que al igual que una caja de pandora nos fue entregado y develando cada una de las maravillas que habían detrás de las puertas de sus salas. Este establecimiento, ubicado en el barrio Mapocho, cuenta con 450 alumnos, es dependiente del Ministerio de Educación e imparte educación básica y media. Aquí el educando recibe una formación científico humanista en la jornada de la mañana, pero además durante la tarde se le entrega una formación de tipo artística, por lo que al terminar sus estudios el joven recibe su licencia de enseñanza media y el título de técnico artístico en una especialidad a elección del estudiante, Estas pueden ser en las artes visuales donde existe dibujo, pintura, grabado, orfebrería, cerámica, escultura, forja en metales y publicidad, en artes auditivas donde encontramos interpretación en instrumentos como piano, guitarra clásica, flauta traversa, violín, clarinete, acordeón, danza teatro y folklore.
Benito Peña habla con orgullo del establecimiento que dirige, de sus profesores y alumnos, nos dice que su liceo es el único en nuestro país que se propone la formación de estudiantes comprometidos con la creación e interpretación artísticas. Además, nos explica que la sede Mapocho no es la única, también existe otra, ubicada en Almirante Barroso 23, es el propedéutico, donde sus 500 alumnos provienen de distintos colegios de Santiago y asisten allí sólo a estudiar el área artística en jornada alterna.
Durante nuestra visita al liceo observamos en funcionamiento a lo menos 13 talleres distintos. El primero fue el taller de orfebrería, asistido por el profesor Raúl Martínez, allí los alumnos realizaban trabajos en plata. Elba Panacerón, alumna hace dos años del taller estaba confeccionando un prendedor y con habilidad iba dando la forma de violín a las placas del noble metal con el que trabajaba.
En el taller de iniciación musical los alumnos -que eran los más pequeños que vimos- aprenden a tocar metalófono. Durante primero y segundo básico se trabaja la parte iniciación, recibiendo toda la base necesaria para enfrentar en el futuro no tan lejano la parte instrumental formal. En
tercero básico, empiezan un taller exploratorio, donde pasan por flauta, piano, violín y guitarra y eligen el instrumento que más les gustó y con el que se sienten más cómodos y en cuarto básico, empiezan con la instrucción formal de su instrumento elegido. Además visitamos el taller de forja y escultura, dirigido por el profesor Arturo Valderas y el de cerámica, donde el profesor Miguel Ángel Olavarría explica que a los alumnos se les enseña no sólo a trabajar la greda y otros materiales, sino que también se les incentiva la autogestión, desde aprender a obtener de la naturaleza lo que necesitan para su trabajo, lo que es un objetivo importante, hasta reconocer y preparar sus propios materiales para tener una pequeña unidad productiva, osea, su propio taller artesanal. La visita también incluyó talleres donde los alumnos tocan piano, se organizan en grupos musicales, participan en teatro, danza, pintura y aprenden flauta traversa.
Cada sala del colegio es un verdadero espacio de expresión y creatividad. En realidad, aquí se percibe claramente la concepción de una educación integral, donde se producen los aprendizajes básicos en armonía con la satisfacción de los intereses y desarrollo de las habilidades de niños y jóvenes.
Con agrado observamos que el estilo curricular y metodológico de este liceo modelo, reproduce – de algún modo- los propósitos que postula la educación extraescolar, como un complemento válido de la educación formal escolar, perfeccionando así ese ciclo vital de la formación de la persona.
Redactores:
María Marcela Aguirre A.
Claudia Bascuñan.
Medio: ExtraRegional